domingo, 9 de noviembre de 2008

Patxi Mangado

El arquitecto del adoquín. Todos me decían: a Patxi le sacarás con el adoquín de Baluarte, ¿no? Pues no. Mírenlo en su esencia, en su sencillez. Es como un niño ilusionado con su arquitectura de colores, intentando redescubrir nuevas formas que sirvan para vivir mejor, que unan más a las personas con su entorno, con su pasado y su futuro, para poder vivir armónicamente el ahora, el presente. Ahí donde lo ven, este niño estellés, que ya ha celebrado 51 cumpleaños, tiene estudios de arquitectura en Madrid, Barcelona, Mallorca y Pamplona; construye la torre más alta de Sudamérica, tiene obra por todo el planeta, ostenta una cátedra en Yale, da clases en nuestra admirada escuela de arquitectura y es el promotor de la reciente Fundación Arquitectura y Sociedad. Además lleva una vida familiar normal y lee dos horas al día. Estos hiperactivos controlados ¨dan asco¨. Algunos piensan que el arquitecto es ese señor que acaba arruinando tus ahorros y transformando tus sueños en pesadillas para construir al final la estética de su propia gloria. Pero Francisco afirma que no dibuja con esos lápices. Dice que construiría la torre de Babel con inteligencia y comprensión, ya que la imaginación en arquitectura es muy peligrosa. Sólo desde la intuición ilustrada, con inteligencia y sensibilidad, se deben construir las soluciones a los problemas, diseñándolas siempre con perspectiva de servicio a la sociedad, y adelantándose incluso a lo que ésta demanda. Quizás por esto, además de hacer sus rayas, desde su nueva fundación pretende edificar un espacio de encuentro donde la sociedad pueda educarse y acercarse más a la arquitectura.

Publicado en Diario de Navarra el 9 de noviembre de 2009.
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